Los jueces entendieron que el acusado es perfectamente consciente de sus actos. Pese al fallo, la defensa del israelí acudiría a la Corte Suprema de Justicia.

A menos de un mes de que se venza la prisión preventiva de Nicolás Gil Pereg, este miércoles la justicia mendocina decidió que el israelí sea juzgado sospechado de haber matado a su madre, Phyria Saroussy, y su tía Lily Pereg.

Desde su detención la estrategia de la defensa fue alegar que el hombre padece problemas psíquicos, y por ende no puede ser juzgado. Si bien en más de una oportunidad ha sido trasladado a hospitales psiquiátricos, los profesionales han considerado que, siempre y cuando esté medicado, puede estar en una cárcel común.

Hace algunas semanas los abogados del israelí, Maximiliano Legrand y Lautaro Brachetta, plantearon que el acusado es mentalmente incapaz de afrontar el proceso, y cuestionaro que lleva detenido más de dos años sin ninguna condena en su contra. 

Sin embargo, para los fiscales Fernando Guzzo y Claudia Ríos el israelí comprendía absolutamente todo lo que hacía al momento de cometer el doble crimen de las israelíes y debe enfrentar un juicio por jurados, arriesgando una pena de prisión perpetua. 

Finalmente, luego de varias idas y venidas, los jueces Eduardo Martearena, Luis Correa Llano y Rafael Escot fallaron a favor de los representantes de Ministerio Público Fiscal, considerando que Gil Pereg no se encontraba bajo un brote psicótico al momento del doble crimen de Guaymallén. 

Ahora la defensa intentará que esto no quede firme acudiendo a la Suprema Corte de Justicia, algo que ya adelantó el propio Maximiliano Legrand. 

El próximo 19 de julio vence el plazo de prisión preventiva, y es imposible que el juicio comience antes, más aún teniendo en cuenta que el 12 de ese mes comienza la feria judicial. 

Saroussy y Pereg arribaron a Mendoza el 11 de enero del 2019 para visitar a Nicolás, que vivía en Mendoza desde hacia 10 años. El 12 de enero se reunieron con él y fueron a un predio de Guaymallén donde él acusado vivía. 

Desde ese momento no se supo más nada de ellas, hasta el 25 de enero, cuando un cotejo con juna mancha hallada en el domicilio de Gil Pereg determinó que era de una de las víctimas. Ese día fue detenido, y al otro día hallaron los cuerpos de ambas mujeres enterrados: mientras que a su tía la había matado de 3 disparos, a su madre la estranguló.