Nunca M谩s, para siempre

Editorial, Diario Jornada

En los a帽os 70 las empresas p煤blicas, como los sistemas de seguridad social creados en d茅cadas anteriores y que eran el pilar del Estado de Bienestar, comenzaron a padecer un fuerte proceso de endeudamiento y descapitalizaci贸n. Con esto se inici贸 un tiempo de intensos conflictos pol铆ticos, econ贸micos y sociales que culminaron con la crisis definitiva del modelo. Se comenzaba a agotar la pol铆tica de industrializaci贸n sustitutiva de importaciones, redistribuci贸n de la riqueza, capitalismo aut贸nomo, mayor participaci贸n pol铆tica y formas espec铆ficas de integraci贸n social. La alianza social que hist贸ricamente sostuvo ese modelo de autosustentamiento comenz贸 a deshacerse creciendo brutalmente la puja distributiva. Al promediar los a帽os 鈥70 鈥揵ajo el gobierno peronista inaugurado en mayo de 1973鈥, el modelo estaba atrapado en la espiral de una violencia desembozada, en la incapacidad manifiesta para resolver la polarizaci贸n que se planteaba en la sociedad y en el escepticismo generalizado hacia la eficacia de las instituciones para contener la crisis. Finalmente, el pa铆s se encontr贸 ante una situaci贸n en la que todo el sistema estaba recorrido por el temor: a la violencia, al poder de los sindicatos, al desorden, al conflicto, a los desbordes sociales y a la inflaci贸n descontrolada. Las luchas internas del justicialismo y del sindicalismo por las porciones de poder se dirimieron en las calles por las v铆as de la violencia. En plena democracia, el aparato militar y represivo adquiri贸 cada vez m谩s preponderancia dentro del Estado, y coexisti贸 malamente con el poder civil en esos 煤ltimos y dram谩ticos meses de la presidencia de Isabel Mart铆nez de Per贸n. Adem谩s, se ven铆an produciendo desde 1974 (a帽o en que m谩s asesinatos pol铆ticos se cometieron: Silvio Frondizi, Atilio L贸pez, Ortega Pe帽a, el padre Mujica, entre otros dirigentes fusilados en la v铆a p煤blica) constantes secuestros y atentados, llevados a cabo por la ultraderechista Triple A (creada por L贸pez Rega), y por el otro lado los grupos rebeldes, quienes sumieron al pa铆s en el caos y jaquearon el fr谩gil estado de derecho. En el 鈥75, el ministro de Econom铆a Celestino Rodrigo lanz贸 un plan econ贸mico estabilizador que fue todo lo contrario: una violenta aceleraci贸n inflacionaria, que qued贸 en la historia colectiva como el 鈥淩odrigazo鈥. Se iniciaba 1976 con un alarmante empeoramiento de la situaci贸n, y el fantasma de otro golpe militar empez贸 a sobrevolar y a cubrir con un manto oscuro a la Naci贸n. El pa铆s estaba virtualmente paralizado, la violencia y la represi贸n en pleno movimiento. La crisis pol铆tica estaba en el centro de la escena y el gobierno aparec铆a casi inactivo e impotente para frenar los peligros que acechaban, y se entr贸 en un vac铆o. Un dram谩tico llamado de Balb铆n, en apoyo a la presidenta y en la b煤squeda de una salida institucional, por la cadena de radio y televisi贸n, citando al poeta platense Almafuerte, en su poema 鈥溌vanti !鈥, dec铆a: 鈥溌odos los incurables tienen cura cinco segundos antes de la muerte!鈥. Era tarde. Llegaba la muerte. Para las instituciones y, mucho peor, para miles de argentinos. Las Fuerzas Armadas, convencidas de ser garantes del orden, el 24 de marzo, dieron el golpe de Estado derrocando y deteniendo a Isabel Mart铆nez, formando una junta integrada por las tres fuerzas que nombr贸 al general Jorge R. Videla como presidente y lanz贸 el Proceso de Reorganizaci贸n Nacional, sostenida ideol贸gicamente por la 鈥淒octrina de la seguridad nacional鈥. La irracionalidad del terrorismo de Estado llev贸 a cabo una masiva violaci贸n de los derechos humanos en una dimensi贸n como no hab铆a conocido nunca la historia argentina, secuestrando, torturando, matando y haciendo desaparecer a miles de compatriotas, mientras el establishment, a trav茅s de Mart铆nez de Hoz, se hac铆a cargo, como en otras dictaduras, del manejo de la econom铆a. El que mejor defini贸 lo que pas贸 fue el escritor Rodolfo Walsh. A un a帽o del golpe y antes de que los militares lo mataran, en una carta abierta a la Junta Militar, escribi贸: 鈥淓l 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su pol铆tica represiva, y cuyo t茅rmino estaba se帽alado por elecciones convocadas para 9 meses m谩s tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Per贸n sino la posibilidad de un proceso democr谩tico donde el pueblo remediara los males que ustedes continuaron y agravaron鈥. Fueron siete a帽os y medio de dictadura, hubo 340 centros de torturas, con 8.960 desaparecidos detectados por la Conadep y 30 mil denunciados por organismos de derechos humanos. Son cifras que encierran una vida de infierno. Se cumplen 45 a帽os de aquel nefasto 24 de marzo de 1976. Por eso ma帽ana se recuerdo el D铆a de la Memoria. Se conmemora la tragedia desencadenada por el imperio de la tortura y la muerte instaurado por la dictadura militar. Es tambi茅n una circunstancia propicia para recordar que la Argentina es el 煤nico ejemplo en el mundo de un pa铆s que exigi贸 la condena justa e indispensable para la recuperaci贸n de las instituciones a los m谩ximos responsables del genocidio, cuando el 13 de diciembre de 1983, a horas de haber asumido el poder, el presidente Ra煤l Alfons铆n, firma el decreto 158/83, por el que instruye al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas la promoci贸n de una causa contra los miembros de las tres primeras juntas militares del llamado Proceso de Reorganizaci贸n Nacional.

Por otro lado, dos d铆as despu茅s es creada, tambi茅n por el presidente Ra煤l Alfons铆n, la Comisi贸n Nacional sobre la Desaparici贸n de Personas (Conadep), con el objetivo de investigar las graves, reiteradas y planificadas violaciones a los derechos humanos.

Su investigaci贸n, plasmada en el libro Nunca M谩s que fuera entregado a Alfons铆n el 20 de setiembre de 1984 de manos del titular de la Comisi贸n, Ernesto S谩bato, abri贸 las puertas para el juicio a las juntas de la dictadura militar.

Actitud que fue el basamento para interpretar que aquella dictadura de 1976 fue la 煤ltima en nuestro pa铆s. Nunca m谩s