Spinetta, perd贸nanos
Por Rodolfo Braceli, Desde Buenos Aires. Especial para Jornada
Recupero algunos conceptos vertidos en esta columna a lo largo de casi una d茅cada. Pienso que cada muerte de 铆dolo, o de personaje famoso es buena ocasi贸n para analizar eso, tan ambiguo, que denominamos 鈥渓os l铆mites del periodismo鈥. Una vez m谩s lo intentar茅.
Precisamente, la (supuesta) muerte de Luis 鈥淔laco鈥 Spinetta agudiza ese tema al que siempre le amagamos, pero apenas si lo rozamos; tanto como para tranquilizar nuestras conciencias.
Por empezar, al decir 鈥渓os l铆mites del periodismo鈥 me parece que debi茅ramos ser m谩s concretos, y explicitar: 鈥渓os l铆mites del periodismo que practican los elefantes medios de (des)comunicaci贸n鈥. Porque (salvo contadas excepciones) ese periodismo estelar carece de l铆mites morales; l贸gico, porque la tan mentada moral que los vertebra es, a saber:
camale贸nica,
oportunista,
indecente hasta la impiedad,
inmoral hasta la obscenidad.
Hagamos memoria, por favor: lo ocurrido con el luminoso Flaco Spinetta radiograf铆a, espeja muy hondo, desenmascara esa clase de 鈥渆xitoso鈥 periodismo que hace tiempo no se conforma con ser el Cuarto Poder, le pasa por arriba al Poder Judicial y quiere ser el sumo Poder de los Poderes. Pretende gobernar nuestras vidas, nuestras opiniones, nuestros sue帽os.
No le demos m谩s vueltas, no le pongamos vaselina al asunto: nuestro periodismo exitoso en general no tienen l铆mites a la hora de meterse con la vida privada (amores, desamores, enfermedades, muertes) de los famosos. Con distintos estilos, con menor o mayor elegancia (l茅ase, disimulo), se meten, invaden, profanan a rajacincha la otra 鈥減ropiedad privada鈥, la intimidad.
Para expresarlo en el intenso idioma de Cervantes y de Quevedo: m谩s que practicar perpetran un periodismo, a saber:
abusivo,
cruel,
alevoso,
repugnante hasta el esc谩ndalo,
desmemoriado hasta la impunidad.
Lo m谩s grave de todo, es que esos mismos medios, desde sus p煤lpitos de cart贸n pintado, vuelta a vuelta pontifican sobre la 鈥溍﹖ica period铆stica鈥; se autoconstituyen en academias normativas, dan sermones aleccionadores de humana humanidad, dan clases de 鈥渓ibertad de expresi贸n鈥. Todo de la boca para afuera. Puro simulacro. Mientras tanto, entretienen a lectores, espectadores y oyentes con una suerte de 鈥渁lcahueter铆a鈥 que tantas veces disfrazan de 鈥渋nvestigaci贸n鈥 o de 鈥渙bligaci贸n informativa y formativa鈥.
Mientras entretienen, desesperados por el tiraje y por el rating, por otro costado desarrollan un arte perverso que consiste en sembrar miedo, en aterrorizar para crear sensaci贸n de 鈥渇in del mundo鈥, en alimentar esa jodida frase reaccionaria que dice: 鈥淣unca se vivi贸 algo as铆.鈥 Ayudan a que la paranoia se convierta en ideolog铆a (ideolog铆a de derecha). Con esta operaci贸n, m谩s que destituyentes, son pertinaces cariadores de la democracia. As铆 es: tambi茅n con la alcahueter铆a y el cultivo de la paranoia se socaba a la mentada democracia.
No le escapemos al tema, recordemos lo que hicieron con Spinetta, pero no s贸lo en sus 煤ltimas semanas de su vida, cuando ya se sab铆a que padec铆a c谩ncer de pulm贸n. Recordemos lo que hicieron desde hace d茅cadas (Spinetta andr贸geno / Spinetta drog贸n / Spinetta mal ejemplo / Spinetta consumidor consumido鈥)
A todo esto, Spinetta, 驴qu茅 hac铆a? 驴Se escond铆a? M谩s que esconderse se entregaba de cuajo a pulsar rel谩mpagos de poes铆a con sus letras y su m煤sica. Esos rel谩mpagos 鈥揷ontagiosos鈥, mejoraron la sensibilidad de varias generaciones argentinas.
La (presunta) muerte del famoso, como siempre nos pasa 鈥搚 de esto no me excluyo鈥 nos hizo caer en la tentaci贸n, tan argentina, de acu帽ar epitafios memorables. Acribillamos nuestro aire con lugares comunes. Los profanadores de Spinetta en vida, lo profanaron con elogios a granel apenas muri贸. Pero Spinetta, con su discret铆sima familia mediante, dej贸 todo organizado para que su muerte no se convirtiera en un show morboso, ni en un festival de mocos.
Los medios no se dieron por aludidos. Una vez m谩s evidenciaron que no tienen memoria de s铆 mismos, de la obscenidad de sus invasiones a la vida privada. 驴Ser谩 por eso que no tienen verg眉enza?
Esta vez el dolor, el amor traducido en congoja, casi fue eclipsado por la verg眉enza que provoc贸 tanta desverg眉enza medi谩tica anterior y posterior.
Hay que reiterarlo: algunos medios que presumen de 鈥渆jemplares鈥 no s贸lo concretan seguimientos obscenos en nombre del derecho y el deber de 鈥渋nformar鈥. No s贸lo eso, atraviesan el l铆mite de los l铆mites; para eso no reparan ni siquiera ante un ser humano que padece una enfermedad terminal. Nos los detiene ni el saber que ese ser tiene los d铆as, las horas contadas
Con esta manera de (des)hacer periodismo pervierten y dilapidan esa tan cacareada 鈥渓ibertad de expresi贸n鈥 que dicen defender. Con la persecuci贸n repugnante, con la simulaci贸n no hacen otra cosa que ofender la inteligencia del lector, oyente, espectador. Insultan con descaro al p煤blico. Es como si le dijeran: 鈥淒esde mi alt铆simo diario, desde mi gran revista de actualidad o canal, te doy de comer mierda porque tu cerebro y tu sensibilidad no dan para m谩s que eso, 隆comemierda!鈥
Vale la pena empezar a reflexionar sobre un frecuente argumento que anda surfeando por estos d铆as. Se intenta justificar el asedio period铆stico con la eficaz excusa del, ante todo, 鈥渢enemos obligaci贸n de informar鈥. Se quiere justificar la porquer铆a period铆stica, con el argumento artero de que todo gran personaje p煤blico, por el solo hecho de serlo, tiene que resignarse y pagar el precio de su natural exposici贸n. Es decir, que se presenta la persecuci贸n y el asedio como un 鈥渄eber period铆stico鈥. Ese deber period铆stico pronto muta en 鈥渙bediencia debida鈥. Y ya sabemos para qu茅 terminan sirviendo las indebidas obediencias debidas.
No lo vamos a negar: es cierto y evidente que hay mujeres y hombres p煤blicos que se regodean mostrando sus mansiones, sus conquistas amorosas, sus posesiones, sus bidets. Pero tambi茅n hay personajes austeros que no buscan esa clase de vidriera fr铆vola. Luis Alberto Spinetta nunca busc贸 prensa por ese lado. Si 茅l jam谩s entr贸 en el juego de la exposici贸n fr铆vola, 驴por qu茅 diablos hubo 鈥渄erecho鈥 a invadirlo hasta en las puertas de su agon铆a?
Posdata
Las excusas y justificaciones de los (des)comunicadores est谩n sostenidas por una raz贸n religiosa: los obscenos invasores del alto periodismo, impostados defensores de la 鈥渓ibertad de expresi贸n鈥, reconozc谩moslo, son profundamente religiosos. Hasta la desnucaci贸n de los l铆mites, veneran a Dios.
驴Qu茅 Dios? El Dios del bolsillo.
((Sin incurrir en blasfemia alguna, en homenaje a Spinetta, debi茅ramos permitirnos arrancarle la may煤scula y vomitar sobre ese dios lucrativo. Para calmar nuestra furia y nuestra verg眉enza, ya que estamos, elijamos un disco y escuchemos nuevamente por primera vez al Flaco. Que su m煤sica nos suceda en este febrero del a帽o 2021 despu茅s de otro flaco, el flaco Cristo.))
* [email protected] === www.rodolfobraceli.com.ar
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