OSKI el hombre que domin贸 la l铆nea a puro humor

Oscar Conti, no era conocido por nadie. Nadie sab铆a que hac铆a, ni que pensaba, ni con qui茅n, ni d贸nde. Decidi贸 ser dibujante y ponerse un seud贸nimo. Se acord贸 de cuando era ni帽o. Sus amigos le dec铆an Oscarcito. En su casa no. Quer铆a dibujar y sus dibujos necesitaban tener mucho espacio blanco entonces no pod铆a firmar con tantas letras. Decidi贸 acortar el diminutivo y all铆 decidi贸: Oski.

Por Emilio Vera Da Souza, especial para Diario Jornada.

Naci贸 en Buenos Aires, a los 14 a帽os del siglo y fue unos de los m谩s destacados dibujantes argentinos, dedicado al humor y conocido en buena parte de los lugares en donde aprecian el buen gusto.

Estudi贸 en la Escuela Nacional de Bellas Artes, mientras realizaba dibujos publicitarios para pagarse los estudios y luego estudi贸 escenograf铆a.El seud贸nimo lo comenz贸 a usar porque no estaba muy conforme con lo que hac铆a y eso le generaba un poco de verg眉enza.

Trabaj贸 en Vea y lea, Cabalgata, El hogar, Clar铆n y otras publicaciones. Pero donde alcanz贸 su mayor desarrollo y conocimiento por parte del p煤blico fue en Rico Tipo, en la que public贸 su 煤nico personaje, p谩ginas de chistes gr谩ficos y lo que hizo la diferencia fue que ilustr贸 textos de C茅sar Bruto.

Bruto escrib铆a un insert dentro de la revista llamado 鈥淰ersos y notisias鈥, de aristas delirantes, que sal铆a ilustrado por las famosas 鈥渇otoskis鈥, dibujos que ilustran las notas a la manera en que los peri贸dicos hacen con las fotos.

Edit贸 y dibuj贸 su revista: Los cuadernos de Oski. Realiz贸 varios viajes a Europa, y trabaj贸 principalmente en Francia e Italia. En ambos pa铆ses realiz贸 ilustraciones para libros y dise帽os publicitarios.

Ya en la d茅cada del 鈥70, trabaj贸 en Satiric贸n, en la que de nuevo se vincul贸 a C茅sar Bruto para sus Brutos consejos para gobernantes. Con C茅sar Bruto tambi茅n realizaron, a pedido de un laboratorio, unos Cuadernos de Medicina. De estos cuadernos surgi贸 la idea de hacer El medicinal Brutoski ilustrado, recetas muy antiguas ilustradas a la manera que s贸lo 茅l sab铆a.

Oski sent铆a pasi贸n por los libros antiguos y la conjunci贸n de 茅stos con sus ilustraciones generaba resultados humor铆sticamente sorprendentes. En esa l铆nea est谩n: Vera Historia de Indias (1958), Primera Fundaci贸n de Buenos Aires, llevada al cine en 1959 por Fernando Birri, Vera historia del deporte (1973) y las publicadas despu茅s de su muerte: El descubrimiento de Am茅rica (1992) y Comentarios a las tablas m茅dicas de Salerno (1999).

Colabor贸 con muchas publicaciones de izquierda, entre ellas L鈥橴nit谩, Paese Sera y Vie nuove. Decidi贸 vivir un tiempo en Cuba tras el triunfo de la revoluci贸n, e hizo otro tanto en Chile cuando asumi贸 el gobierno de Unidad Popular, radic谩ndose all铆 para trabajar en televisi贸n y en la revista Cabro Chico.

Cuando volvi贸 de Chile a Buenos Aires, en 1972, fue precisamente cuando colabor贸 en Satiric贸n, pero no soplaban buenos vientos para su mentalidad antirepresiva y en 1975 hizo su quinto viaje a Europa, esta vez a Barcelona, donde trabaj贸 para la Editorial Lumen. De all铆 parti贸 en 1976 a Roma y en 1979, enfermo, regres贸 a Buenos Aires, donde muri贸 el 30 de octubre en una cama de hospital.

Con motivo del cumplimiento de sus cien a帽os el Museo Nacional de Bellas Artes le realiz贸 una muestra homenaje con una exposici贸n individual con 75 obras del artista. La obra estuvo organizada y producida por el ilustrador REP.

La Vera Historia de Indias, es un ejemplo de la innovaci贸n que introduce Oski en las artes gr谩ficas. Seg煤n palabras de Miguel Rep 鈥渟u trazo minucioso, dibujos simples con fuertes contenidos documentales. Didactismo sin solemnidad. Fauna, flora, humanidades. La obra del Hombre abri茅ndose paso en la Naturaleza, con ferocidad, o d贸cilmente. Gentes que conquistan, gentes que se defienden, que corren, que comen, que miran, que se distraen鈥. 

La trayectoria gr谩fica de Oski es f谩cil de seguir en las publicaciones, a pesar de que no se conservan los originales de sus obras y cost贸 mucho esfuerzo y tiempo recuperar sus dibujos dispersos. 

Ente los numerosos viajes que realiz贸 podemos nombrar los que hizo a Per煤, Chile, Italia, Francia, Cuba, Venezuela, M茅xico, Espa帽a. En la pol铆tica, Oski es un dibujante comprometido. Su compromiso pol铆tico apoy贸 causas como la Revoluci贸n cubana o la de la Unidad Popular chilena. Asimismo, public贸 en revistas de izquierda italianas. Fue un dibujante culto y libertario, que dedica su obra al pueblo. El documental de 1972, 鈥淧ulpomomios a la chilena鈥, es un ejemplo de ello. 

La influencia de Oski se manifiesta en la obra de varios de sus colegas, a pesar de que sus grandes series como la Historia del Deporte, el Fuero Juzgo, el Fausto, el Ars Amandi, los relativos a la Historia de Indias y las Tablas de Salerno no tienen continuadores. 

Oski, fue mucho m谩s que un dibujante de caricaturas. Afincado en revistas de circulaci贸n popular deslumbr贸 a lectores y colegas con desacatados dibujos de trazos imprevisibles donde supo explorar como nadie las sinrazones que abundan en la historia humana.

Con Carlos Warnes, alias C茅sar Bruto, formaron una dupla genial. Textos e ilustraciones acomet铆an desopilantes narraciones, atravesadas por el disparate de un surrealismo a la criolla.

Oski pod铆a aparecer alternativamente como antrop贸logo, bot谩nico, sex贸logo, cronista de Indias o retratista de fonda, y todos estos ropajes le quedaban bien porque se mimetizaba para parodiar las disciplinas con humor c谩ustico e hiperb贸lico. Iconoclasta, punzante en sus observaciones del devenir cotidiano, se invent贸 un t煤nel del tiempo por donde discurri贸 a piacere por siglos y siglos.

En sus caricaturas abunda la voluntad por ir al microsc贸pico detalle. Oski obliga a pensar, compromete en su aventura, nos hace copilotos de una historia sin fin que gira en c铆rculos. Sus criaturas lucen deformadas pero son due帽as de una extra帽a belleza, est谩n aureoladas por una pureza prehist贸rica que las torna amables aunque alguna vi帽eta remita a la conquista de Am茅rica, como muestra su incre铆ble saga Vera Historia de Indias.

Las damas y caballeros oskianos andan saltando por los almanaques y a veces se olvidan de sacarse la armadura o el miri帽aque cuando se tienen que subir a un bondi porte帽o.

Tambi茅n son destacables sus 鈥渋ntervenciones鈥 de naipes y signos del Zod铆aco, sus 鈥渃overs鈥 de cl谩sicos como el Mart铆n Fierro, sus delirantes ilustraciones de los pecados capitales y la s谩tira expresionista a la medicina medieval de la que hace gala en Comentarios a las tablas m茅dicas de Salerno.

El genio de los pajaritos sin alasEn la 煤ltima entrevista a Oski, publicada de manera p贸stuma en la revista Humor en 1979, Juan Sasturain le pregunt贸 por sus pajaritos sin alas, siempre presentes en su trabajo. 鈥淓se pajarito, por ejemplo, 驴a d贸nde va?鈥, pregunt贸 Sasturain, se帽alando uno de sus dibujos. 鈥溌u茅 s茅 yo d贸nde va! 鈥攔espondi贸 Oski鈥. 隆Al carajo va!鈥.

Oski era tan famoso por sus arrebatos como admirado entre sus pares, para quienes sin dudas se trataba de un maestro indiscutible. Contempor谩neo de la edad de oro del humor gr谩fico argentino con sus trabajos junto a C茅sar Bruto y su personaje Amarroto 鈥攓ue sal铆an en la revista Rico Tipo鈥, Oscar Conti fue tambi茅n el ilustrador de la Vera historia de Indias, del Ars Amandi y de la Vera historia del deporte, entre otras tantas obras maestras.

Arabescos sobre los textos sagrados

Por Umberto Eco

Oski es conocido mayormente, no s贸lo en Sudam茅rica sino tambi茅n en Europa, como un sabroso dibujante de vi帽etas humor铆sticas. Pero esta definici贸n es ya restrictiva, ya que s贸lo por momentos Oski se permite el dibujo con di谩logo, la tira c贸mica propiamente dicha, y cuando lo hace se vuelve sospechoso de 鈥渃lasicismo鈥, a tal punto sus personajes evocan art铆sticamente un universo que es m谩s el del primer Steinberg cuando en los a帽os 鈥40 elaboraba 鈥淏ertoldo鈥 que el trazo m谩s esencial del dibujante contempor谩neo. Porque el estilo de Oski es florido, barroco, se adapta mejor al paseo del caballero con sombrero de copa (pero tambi茅n sobre patines con rueditas) por un paisaje de frondosa vegetaci贸n tropical o en un sal贸n lleno de cosas hermosas de p茅simo gusto, que a los fines 鈥搎ue conozco鈥 del apunte contempor谩neo de costumbres, a la s谩tira pol铆tica con personajes reconocibles, a la evocaci贸n de la cotidianidad alienada.Cuando analizamos sus vi帽etas, descubrimos que Oski les dedica m谩s tiempo y malicia de las que aconsejar铆a el car谩cter ef铆mero del destino del producto.

La sospecha de que Oski no es un vi帽etista queda demostrada cuando hojeamos sus folletos destinados a ilustrar manuales deportivos, textos medievales, zod铆acos de naipes, p谩ginas de historia patria, cr贸nicas renacentistas. Donde Oski no es el dibujante que a帽ade alguna vi帽eta al texto original: ese procedimiento ser铆a por lo menos ofensivo, desde el momento que justifican la existencia de sus vagabundeos gr谩fico y fant谩stico por territorios misteriosos, habitados por fieras inexistentes, o que si han existido se desrealizan bajo su l谩piz, se帽ores en frac subidos a veloc铆pedos inveros铆miles, conquistadores y m茅dicos de los antiguos tratados de escuela salernitana. Y sin embargo, no traiciona los textos; los extra帽a, pero no los niega, porque curiosamente Oski traduce en im谩genes todo lo que el texto dice. S贸lo que exagera, toma demasiado al pie de la letra y con minucias de manual t茅cnico, o bien interpreta en clave grotesca, transforma la gravedad en arrogancia, lo extra帽o en anormal, desnuda casi las posibilidades de la comicidad inconsciente contenidas en el texto.

As铆 descubrimos su secreto: en el plano del dibujo, recita una vez m谩s la comedia argentina de la imaginaci贸n sin normas y filologizante (ox铆moron insostenible), la de los Borges y los Cort谩zar; inventa (glosando datos de bibliotecas) bestiarios fant谩sticos, reproduce bibliotecas de Babel en miniatura, en una palabra, juega con la cultura y toma la cultura prestada para tratarla sin respeto (aunque con una atenci贸n alerta a sus misterios).Hablamos de miniatura: y Oski es en efecto un monje enloquecido que hace arabescos sobre los textos sagrados, pero no como los quiere el padre prior. Est谩 de parte del diablo, aspira a serlo. Se comprende entonces por qu茅 s贸lo en sus obras 鈥渄e caballete鈥 revela su vocaci贸n medievalizante y simb贸lica (pero Oski no es ni Satan谩s ni Lucifer, es un Astarotte, un demonio molesto, que trompetea con su culo en los congresos de los archivistas pale贸grafos). Aqu铆 Oski se desencadena en colores, en collages, en la reconstrucci贸n minuciosa de paisajes, en la inserci贸n de objetos hallados que parecen inventados.Juegos de naipes y altares, dos momentos de una religiosidad a contrapelo que cultiva sin sentido de la gracia, porque sus personajes est谩n siempre deformados por el m谩s tremendo de los pecados originales: no saber contenerse, serios como son, se r铆en. S贸lo que los tonos de antigua miniatura los absuelven y los consagran a la pintura.En esta falsificaci贸n de la p谩gina del misal, del folio amarillento, del tapiz, Oski trasciende la dimensi贸n de la vi帽eta y elabora un tesoro medieval propio, su alcoba de maravillas enloquece de colorido.Umberto Eco, Mil谩n, 1974.

SUS ADMIRADORES Y COLEGAS LE ESCRIBEN AL MAESTRO DE LAS L脥NEAS

Oski, de rigurosa joda

Por Juan Sasturain

A mediados de 1979 se organiz贸 una Bienal del Humor y la Historieta en C贸rdoba. No era la primera y tambi茅n habr铆a otras despu茅s. Pero fue la 煤nica que se realiz贸 durante la dictadura. Y fue muy grande e importante, sobre todo por su car谩cter internacional. Llegaron muchos y buenos de afuera. Viejos conocidos como Pratt y Ongaro, yanquis famosos 鈥揓oe Kubert, entre otros鈥 y sobre todo el incre铆ble Jean Giraud, Moebius, que comenzaba a ser uno de los monstruos de la historieta contempor谩nea y andaba en zapatillas, liviano y de anteojitos. Esa Bienal fue todo un acontecimiento.Para algunos de nosotros, colados ah铆 como periodistas, fue la oportunidad de estar cerca, tambi茅n, de artistas argentinos que estaban afuera y que vinieron invitados. Entre todos ellos, me di el gusto y me permit铆 la emoci贸n de conocer a un se帽or veterano 鈥搕en铆a s贸lo 65 a帽os, pienso ahora鈥- que usaba melenita canosa y anteojos grandes, algo enconvado para no parecer tan grandote y dar fr谩gil. Era Oski, viv铆a por entonces en Mil谩n y yo 鈥揷omo muchos鈥 lo admiraba desde siempre.Recuerdo haberme juntado con Sany煤 y el Lolo Amengual 鈥揹ibujantes que andaban por ah铆 y se sumaron a mi grabador鈥 para arrinconarlo y sacarle un reportaje con tirabuz贸n. Oski era parco y ladino, cachador. Se tiraba a menos con sabidur铆a, trivializaba sus logros, contaba sin atisbos de solemnidad su trayectoria como una serie de equ铆vocos y tropiezos. Hablaba como dibujaba, con la misma capacidad de deslumbramiento y rara seducci贸n, traviesa ingenuidad.Esa entrevista es lo m谩s valioso que me traje de C贸rdoba, pero no el 煤nico recuerdo de Oski. Lo m谩s lindo pas贸 en un almuerzo en patota de invitados, prolongado en t铆pica sobremesa, acaso la del 煤ltimo d铆a. Lugar com煤n de cierre, estaban en el lugar las soberbias autoridades provinciales y no falt贸 el mangazo habitual a los artistas de 鈥渦n dibujito鈥 para la mujer del milico gobernador de turno de cuyo nombre no quiero acordarme.Oski, taciturno y ma帽oso, sin apuro ni fastidio aparentes, pareci贸 empe帽ado largo rato, ante la expectativa creada a su alrededor, en dibujar lo que describ铆a como 鈥渓a sombra del tornillo鈥, un ejercicio sutil que omite la materialidad del objeto y se limita a dibujar las sombras de la rosca. Pasado largo rato, Oski desech贸 con un gesto de contrariedad los infructuosos ejercicios que hab铆a estado realizando y, tras decir 鈥渘o me sale鈥, rompi贸 el papel y dio por terminado el intento. No hubo ni dibujito ni disculpa.Fue una aut茅ntica gastada.De regreso en Buenos Aires, publiqu茅 el reportaje en Medios y Comunicaci贸n 鈥揹e lo poco que se dejaba ver y o铆r por entonces鈥 y apenas despu茅s, participando de ciertas herm茅ticas 鈥渏ornadas de arte impreso鈥 junto a Oscar Steimberg, me enter茅 de que Oski se hab铆a muerto. As铆 nom谩s: una complicaci贸n boluda en el post-operatorio de una intervenci贸n no demasiado grave, me dijeron. Era el 30 de octubre de 1979.Hermenegildo S谩bat 鈥搎uien lo conoc铆a鈥 lo admiraba, incluso; pero mientras el rumano era pariente cercano de Klee, Oski era 鈥搒iempre recuerdo ese v铆nculo鈥 鈥渟obrino nieto de Durero鈥. Exactamente as铆.

Aquel ocasional reportaje cordob茅s que concedi贸, cobr贸 de pronto un sentido extra. As铆, tras su muerte, volvi贸 a publicarse como homenaje en la revista Humo(R) 鈥揂ndr茅s Cascioli estaba armando por entonces una exposici贸n de Oski鈥, con unas hermos铆simas fotos que le hab铆a hecho Eduardo Grossman y que son las mejores de todas las que andan por ah铆.Oski fue un genio. De los pocos que hemos producido en este pa铆s de tantos buenos dibujantes y humoristas. Hay unanimidad en este juicio de valor. Y hay una dificultad casi un谩nime tambi茅n para definir los rasgos de su genialidad: hay que verlo, detenerse en detalles y mecanismos.Simple en apariencia, sus formas expresivas siempre son complejas. Y cada uno lo disfruta a su manera, desde lugares diferentes de complicidad. A mi pap谩, por ejemplo, siempre le gustaron sus chistes unitarios en Rico Tipo 鈥揹e mozos, de bomberos, de borrachos鈥 y repet铆a tiras de Amarroto: 鈥溌縌u茅 hace con los trajes viejos?鈥. 鈥淟os uso.鈥 Yo me quedo con el ilustrador.De sus contempor谩neos, tiene afinidades muy claras con el primer Landr煤 鈥搇os dos arrancaron a principios de los 鈥40 como bichos raros en el contexto del costumbrismo generalizado鈥 y son impensables sin Steinberg. Pero lo de Oski es m谩s abstracto e indirecto que la provocaci贸n por el absurdo de Landr煤: de la sociolog铆a a la metaf铆sica.

La veta loca de Landr煤 se apoya en el material que le dan la sociedad y la pol铆tica: Landr煤 escribe y dibuja 鈥揳unque no copie鈥 mirando el diario y con el o铆do fin铆simo puesto en la mesa con mantel de una confiter铆a de Barrio Norte. Comenta y delira con lo que ve. La veta loca de Oski, en cambio, se apoya en la Historia y las Artes. Oski dibuja y no escribe (de eso se ocupaba su ladero C茅sar Bruto), sale menos, se queda m谩s en el estudio leyendo los textos que le interesan 鈥揹e la Biblia al Kama Sutra; del reglamento de boxeo a los manuales de urbanidad o las Cr贸nicas de la Conquista鈥 y mirando los cuadros que le interesan. Despu茅s dibuja, comenta gr谩ficamente, versiona, inventa en esa fisura. Las conclusiones decantan solas: nunca es expl铆cito. Landr煤 siempre lo es.Los dibujantes de las generaciones siguientes lo homenajearon, se sirvieron de sus soluciones m谩s rotundas. Copi y Caloi, cada uno a su manera, incurrieron en variantes de sus pajaritos sin alas. Todos se acordaron de 茅l, rindieron tributo a su inteligencia y sutileza expresiva cuando se fue para quedarse. Pude en su momento escuchar a Breccia o Warnes, sus amigos de muchos a帽os, hablar de Oski como si ese 鈥渧iejo malo鈥 e indomable estuviera al pie del tablero y la iron铆a. Y es que sigue ah铆, todav铆a.

Juan Sasturain

Chile sin sol

Por Guillermo Saccomanno

Me acuerdo que en la 煤ltima bienal de la historieta de C贸rdoba, durante la dictadura, el Negro Fontanarrosa dec铆a que no era una muestra sino una encerrona, que ya nos ten铆an a todos ah铆. El viejo Breccia y Oski estaban sentados a una mesa larga con vino, adonde se acercaba el p煤blico a pedir dibujos. Entonces una mujer chilena le pidi贸 a Oski un dibujo y 茅l hizo una especie de cordillera. Ella le pregunt贸 si era Chile, cuando 茅l le dijo que s铆, que era Chile, la mujer le se帽al贸 que al dibujo le faltaba el sol. Pero Oski le respondi贸 que no pod铆a hacer el sol. Era claro que no pod铆a por la dictadura de Pinochet.Creo que es el gran padre de muchos, es el gran maestro de todos los dibujantes argentinos, y lo que es interesante en el caso de Oski es c贸mo puso al dibujo en funci贸n de una cr铆tica cultural, como en la Vera historia de Indias, o c贸mo se toma en joda la medicina o el deporte, y lo hace de manera absolutamente sacr铆lega, y es ah铆 donde abrocha lo que hac铆a con C茅sar Bruto, Carlos Warnes, esa experiencia de lenguaje que irritar铆a a cualquier Congreso de la Lengua. En t茅rminos de la ilustraci贸n y el dibujo es el equivalente a Breccia: lo que hizo Breccia violentando el margen de los g茅neros, Oski lo hizo con el dibujo. Es el padre de Quino y el abuelo de Rep.

Bajo la superficie

Por Carlos Trillo

Oski era un tipo maravilloso, un humorista de un refinamiento inolvidable. Al principio era un descendiente de Sa煤l Steinberg, pero se separ贸 r谩pidamente de esta influencia; mientras Steinberg avanzaba hacia lo figurativo, Oski se volv铆a m谩s representativo de una realidad que 茅l ve铆a con ojos muy particulares. Era un humorista de situaciones, y no de chistes; adem谩s ostentaba una precisi贸n que asustaba porque te mostraba una escena de la conquista americana y no pod铆as dejar de suponer que hab铆a sido as铆, con los gatos fam茅licos que corr铆an por debajo de la mesa. Era un fino observador que iba m谩s all谩 de la superficie de las cosas. El humor con los objetos lo hizo menos conocido como humorista, porque nunca practic贸 con facilidad y felicidad el chiste, que no es lo mejor de su obra.Una de las cosas m谩s grandes que hizo fue la dupla con C茅sar Bruto en la revista Rico Tipo, en las secciones Versos & Notisias (sic) y Gran diario de todo lo mi茅rcoles (sic), con las viejas conventilleras de la cuadra y un restaurante en donde envenenaban a los parroquianos con 鈥渓a alb贸ndiga enbrujada鈥. En esa secci贸n de Versos & Notisias sali贸 una de las grandes joyas del humor argentino. Ellos contaban en tres cuadritos con ep铆grafe toda la historia del Quijote, para gente que no quer铆a leerlo. Oski era un tipo de una enorme cultura. Est谩bamos preparando una historieta, que la iban a dibujar entre 茅l y Alberto Breccia, pero Oski muri贸. Hab铆amos elegido un cuento de Poe, La ca铆da de la Casa Usher; a Oski le tocaba dibujar todo lo que estaba vivo, a Breccia todo lo que estaba muerto.

Una l铆nea cuidadosa

Por Roberto Fontanarrosa

Oski era un tipo muy cercano al deporte, creo que hab铆a jugado al rugby. El contaba siempre que cuando vivi贸 en Chile la polic铆a le hab铆a requisado la casa porque los vecinos estaban asustados; escuchaban un ruido molesto, como si fuera una imprenta clandestina. Pero era Oski, que se hab铆a comprado una bicicleta fija y se la pasaba pedaleando. El Negro Caloi dice que casi todos nosotros, los dibujantes, tratamos que las figuras humanas o animales tengan gracia, pero que no hacemos lo mismo con una silla, una mesa o con otro tipo de objetos.Lo significativo en Oski es que sus figuras inanimadas tambi茅n resultaban muy graciosas. Siempre me causaron mucha extra帽eza sus dibujos porque son muy expresivos y, sin embargo, no le hac铆a pupilas a los ojos, que es una de las partes m谩s importantes, pero no s茅 c贸mo carajo hab铆a adoptado esa caracter铆stica sin perder la expresi贸n. Era un tipo que nos miraba al Negro Crist y a m铆 y dec铆a: 鈥淧uta que se ganan f谩cil la vida estos鈥. Oski era un dibujante de l铆nea lenta, cuidadosa, aunque con sus figuras lograba hacer pensar que era un dibujo muy espont谩neo, sin l谩piz abajo, no ten铆a una impronta r谩pida. Me gustaba como persona, era gracioso, un viejo malo: a la gente que no quer铆a la hac铆a mierda. Era muy 谩cido e ir贸nico.

La rima gr谩fica

Por Pablo De Santis

Cuando ilustraba un texto, Oski dec铆a que hac铆a 鈥渧ersiones鈥; un t茅rmino que corresponde a la escritura y no a la ilustraci贸n y que no es casual, porque en Oski hay algo de escritura: los trazos fingidamente torpes y a la vez minuciosos, la presencia de l铆neas en el dibujo (las olas del mar, los surcos de la tierra), el gusto por las rimas gr谩ficas (esas formas que se repiten y que dan coherencia a su mundo). Oski trabaj贸 casi siempre sobre textos anteriores (la Vera historia de Indias, la Vera historia del deporte, los Comentarios a las tablas m茅dicas de Salerno), e inclusive cuando hizo su 煤nica tira (Amarroto, para Rico Tipo) 茅sta era su versi贸n de un tipo de humor del que estaba a a帽os luz: el humor de los 鈥渢ipos鈥, donde un mismo personaje repet铆a en distintas circunstancias id茅ntico comportamiento, como Fallutelli, F煤lmine o El otro yo del Dr. Merengue.Hay un reportaje fant谩stico de Juan Sasturain, donde Oski recuerda que uno de sus primeros trabajos consist铆a en hacer l谩minas educativas, y que 茅l quer铆a dibujar algo al estilo Salinas, con su perfecci贸n y detalles, y que le sal铆an mal las cosas, sobre todo las patas de los caballos. En su Vera historia del deporte, Oski trabaj贸 con un texto menos cruel que el de los cronistas de Indias o el de los antiguos m茅todos curativos de Salerno; y por eso parece doble el hero铆smo de estos deportistas al ejecutar haza帽as con esas piernas tan flacas y con esos brazos finitos que quieren ser letras.

Lejos de Disney

Por Miguel Rep

Hay, por lo menos, dos maneras de presentar a alguien que uno admira. Una es habi茅ndolo conocido. La otra es no habiendo tenido esa suerte. Con Oski (Oscar Conti, Bs. As. 1914-1979) me toca esta 煤ltima posibilidad. Esta lamentable falta de trato, definitivo, lejos de invitarme a un pr贸logo objetivo, me lleva a ser lo m谩s subjetivo posible. Porque subjetivo es el arte.A m铆 Oski se me impregn贸 de costado. Nunca lo copi茅 como quien dice pongo el libro ah铆 y lo copio. No. Pero se me meti贸 sin ruido, sin pasiones. Como una religi贸n en plena infancia. Y nunca logr茅 salir de all铆. Ni quiero. Para m铆 Oski es un abuelo m铆tico, de esos que mueren antes de uno nacer. S茅 que si el Maestro no hubiera existido, yo estar铆a recreando la l铆nea Disney, esclavo de la formita, del trazo prolijo y perfecto, de las redondeles demag贸gicas.Y no fui el 煤nico, claro. Lo vemos en Landr煤, en Sendra y hasta en la letra Q de la firma de Quino: es id茅ntica a la O de Oski.Vera historia del deporte. Esto que tenemos entre manos es donde el genio se defiende solo, por los siglos de los siglos. Amenlo.

Fragmento del pr贸logo de Vera historia del deporte.
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