Se comprueba una impensada conspiraci贸n planetaria

Por Emilio Vera Da Souza ([email protected])

Como todas las personas saben, una impensada pandemia nos cubre y nos marca. Solo imaginada en historias de ficci贸n literaria y pel铆culas de cat谩strofes. As铆 y todo, es y ser谩 superadora de cualquier fantas铆a art铆stica y pensamiento anticipatorio de alg煤n genioso cient铆fico loco.

Desde la invenci贸n de los primeros m茅todos de comunicaci贸n es que se difunden mentiras鈥 pero apenas se descubr铆an, sal铆an a la luz las verdades ocultas y las verdaderas intenciones de los que pretend铆an enga帽ar a los destinatarios. La diferencia en esta etapa actual es que el mismo p煤blico es el generador, por medio de las redes, de sus propias mentiras, pret a porter鈥 las genera y se las cree鈥 y descarta y subestima cualquier comprobaci贸n cercana a la ciencia y a la raz贸n鈥 esa es la diferencia de estos tiempos aciagos.

驴Qu茅 hace a esta pandemia diferente de todas las anteriores en la historia de la humanidad? Nunca antes las personas tuvieron a su disposici贸n la diversidad y compleja trama de medios de comunicaci贸n instant谩neos como ahora. Y nunca se difundieron tantas mentiras, tantas macanas basadas en pseudociencias, tantas supersticiones ni tantos novedosos inventos ap贸crifos.

Con el decreto de confinamiento por la crisis sanitaria muchos lugares concurridos se vieron despoblados y espec铆ficamente algunos asuntos que necesitan cierto mantenimiento comenzaron a fallar a causa de la falta de servicio. Todo el mundo sabe que en los lugares p煤blicos con distintos niveles y de mucha concentraci贸n de personas, suele haber lo que conocemos como 鈥渆scaleras mec谩nicas鈥. Los pelda帽os o escalones son met谩licos y con unas ranuras como dentadas, que encajan perfectamente unas con otras, de tal manera que con el movimiento siempre permanecen encastrados sin que se corran de su gu铆a. Son como eslabones de una cadena que se mete en el piso r铆tmicamente. Sin parar. Para felicidad de los paseantes las escaleras mec谩nicas no se cansan. Justamente est谩n dise帽adas para que los usuarios de semejante artefacto, suban y bajen seg煤n la conveniencia o la necesidad pero sin hacer esfuerzo f铆sico alguno. Las que ponen el esfuerzo son las escaleras, que aunque nunca descansan, nunca se cansan. Luego de una larga y meticulosa recopilaci贸n de datos, entrenados y detectivescos dedicados al mejor oficio del mundo, seg煤n Garc铆a Marquez y Rodolfo J. Walsh, pusieron manos a la obra.Como los shopping, espacios comerciales, aeropuertos y supermercados estaba vac铆os, se pod铆a indagas por las disimuladas puertas de atr谩s de las inmensas escaleras mec谩nicas.

El equipo, compuesto solamente por un redactor, una espele贸loga y un dibujante, se meti贸 en el inframundo de las escaleras mec谩nicas e intentaron comprobar lo que antes era s贸lo una hip贸tesis aventurada. El mito urbano de que cada tanto alg煤n se帽or ve morir a su perro caniche entre los escalones dentados y afilados de las escaleras en movimiento, despertaba aun m谩s nuestra curiosidad. Quer铆amos saber lo que realmente ocurre en este ir y venir de personas y entrepisos. De arribas y abajos. De movimientos sin tregua. De reprimendas a los ni帽os porque con eso no se juega. De miradas de adultos tratando de ver m谩s all谩 de las breves minifaldas. Y ahora, ante la ausencia de curiosos y vigilantes, el asunto era perfectamente posible. La hip贸tesis planteada era que comprobada efectivamente la existencia de 鈥渆scaleras mec谩nicas鈥 quer铆amos saber, luego de haber realizado pormenorizados an谩lisis y observaciones emp铆ricas si hay una, y s贸lo una como pens谩bamos.

Sospech谩bamos que se trataba de 鈥渦na鈥 gran 鈥渆scalera mec谩nica鈥 de varios kil贸metros, que entra y sale en el piso de todos los supermercados, aeropuertos y shoppings del mundo entero.

Una gigante serpiente mec谩nica que se sumerge en los incontables y chatos tajos que penetran los suelos de este agujereado mundo moderno. Una lombriz met谩lica que se alimenta del movimiento perpetuo que tanto desvel贸 a los buscadores de imposibles, luego de que los alquimistas perdieran el sentido al darse cuenta de que la piedra filosofal y la transmutaci贸n de los metales era s贸lo una ilusi贸n desmentida por el avance de los m茅todos de la ciencia moderna. Durante la investigaci贸n, por los subsuelos de tantos pisos, al comienzo de la pandemia y mientras todos o gran mayor铆a de parroquianos estaban en sus casas, corrimos riesgos de todo tipo.Por momentos a oscuras, por momentos a escondidas. Sin m谩s herramientas que unas libretas para apuntes y bocetos y biromes y l谩pices de mina blanda. Sin que los guardias de las empresas de seguridad de los centros comerciales nos pudieran detectar. Ignorando a qu茅 peligros desconocidos nos enfrent谩bamos, seguimos la pista de esas barandas gomosas y flexibles que siempre acompa帽an a la escalera y no nos equivoc谩bamos. Cientos de pelda帽os con ranuras de espanto encajaban unos con otros, y luego de permanecer en las entra帽as de la tierra volv铆an a salir en otro lugar para nuevamente meterse en otro espacio. Y as铆, interminablemente trasladaban a inocentes consumidores por los pisos de todas las tiendas del mundo. Todo esto enmarcado en una gran conspiraci贸n global de la que nadie habla pero que suponemos que financian a los grandes poderes occidentales, las campa帽as presidenciales y algunos conglomerados multinacionales y fabricantes de bolitas.

Esta comprobaci贸n 鈥渋n situ鈥 tambi茅n nos permitir铆a entender la desaparici贸n y quiebra de algunas corporaciones enemigas de la poderosa escalera mec谩nica: por un lado los fabricantes de ascensores que a煤n insisten y son necesarios en la medida en que hay abundancia de edificios, aunque el viaje en transporte vertical es de una aburrici贸n supina frente al entretenido y sociable paseo en escalera mec谩nica.Y por otro lado los talleres de zapateros remendones, que ya dejaron de existir, salvo por algunos valientes que resisten, con carteles casi invisibles que indican 鈥淢edia suela y taco. Taller al paso鈥 en algunos garajes de barrios suburbanos o por la calle Paso de los Andes, pasando el zanj贸n. La cosa est谩 por all铆. En el lenguaje econ贸mico financiero, en la actividad pol铆tica y hasta las artes pl谩sticas, que est谩n atravesadas por un poder oscuro y conspirativo, con vaivenes de ocultos fines estrat茅gicos. La suba del d贸lar, la ca铆da de la bolsa, el alza de precios, las superestructuras, el vig铆a de Occidente, las v谩rices, los caramelos media hora, las canchas de golf, las torres de petr贸leo, los trenes subterr谩neos, los paraca铆das, la cordillera de los Andes, las catacumbas y el obelisco. Todo lo que sube. Todo lo que baja. Todo lo que sube y baja. El equipo de investigaci贸n no pudo arribar a una conclusi贸n contundente. Cientos de vigiladores atentos, de c谩maras de video discretas, de ojos que todo lo ven, botones y canas inoperantes pero presentes, polic铆as gorreados pero a la siesta, impidieron concluir la tarea, pero s铆 pudimos ver los artificios posibles para ocultar la verdadera realidad que entra y sale del planeta sin soluci贸n de continuidad.

Sin prisa pero sin pausa.Entre s贸tanos y cimientos.Entre honduras infernales y salidas artificiales.Entre altos y bajos.Entre esbeltas y profundas. Eternamente transportando personas a comprar.A gastar sus ingresos, transferir sus ahorros, a tramitar m谩s cr茅ditos.Arriba y abajo, bajando y subiendo, sin parar, sin fin.

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