Murió Ozzy Osbourne, el alma rebelde del heavy metal
El legendario líder de Black Sabbath falleció rodeado de su familia, pocos días después de su última aparición en el escenario. Su muerte marca el final de una era que transformó la historia del rock con oscuridad, poder y carisma
Ozzy Osbourne murió este martes por la mañana acompañado de sus seres queridos, tal como confirmó su familia en un breve y emotivo comunicado que solicitó respeto por la privacidad en este momento de dolor. La noticia fue difundida días después de lo que terminó siendo su última presentación: una reunión histórica de Black Sabbath en su Birmingham natal, el escenario donde todo comenzó.
"Con una tristeza mayor de la que las palabras pueden expresar, debemos informar que nuestro querido Ozzy Osbourne falleció esta mañana. Estuvo acompañado de su familia y rodeado de amor", expresó la nota firmada por Sharon, Jack, Kelly, Aimee y Louis.
Aquel último show, promocionado como "el mayor espectáculo de heavy metal de la historia", fue también una despedida consciente. Ya debilitado por años de problemas de salud, y tras revelar en 2020 que padecía Parkinson, Ozzy dejó todo en el escenario: su voz, su sonrisa, y su legado.
De Birmingham al mundo: la historia del Príncipe de las Tinieblas
Nacido como John Michael Osbourne en 1948, el futuro ícono del metal tuvo una juventud marcada por trabajos precarios y breves pasos por la cárcel. Pero todo cambió cuando escuchó "She Loves You" de The Beatles. Ese momento disparó un camino que lo llevaría a formar Black Sabbath junto a Tony Iommi, Geezer Butler y Bill Ward. En 1970 lanzaron su primer álbum homónimo, y el heavy metal, tal como lo conocemos, nació con ellos.
Con riffs sombríos y letras llenas de misticismo, Black Sabbath revolucionó el sonido del rock. Ozzy, con su inconfundible voz y su presencia teatral, se volvió figura central de un movimiento que impactaría a generaciones.
Caídas, resurrecciones y el mito eterno
Expulsado de Sabbath en 1978 por sus excesos, Ozzy renació como solista con el disco Blizzard of Ozz (1980), donde brilló con clásicos como "Crazy Train". Su carrera se alimentó de controversias -como la famosa mordida al murciélago en pleno show- y de una energía creativa arrolladora, sostenida por el apoyo incondicional de su esposa Sharon, con quien tuvo tres hijos.
En los años 90 anunció su retiro, pero regresó con el festival Ozzfest y una celebrada reunión con Sabbath que incluyó dos premios Grammy. En 2001, sorprendió al mundo con el reality The Osbournes, que lo convirtió en una figura popular más allá del metal.
Un adiós con ovación
Ozzy dejó los escenarios con una última sonrisa en Villa Park, Birmingham, donde compartió escenario con sus compañeros de banda y presenció una propuesta de matrimonio a su hija Kelly. Cinco canciones bastaron para cerrar una historia que comenzó hace más de medio siglo.
Se fue como vivió: rodeado de música, afecto y fidelidad. Ozzy Osbourne no solo fue el Príncipe de las Tinieblas. Fue una leyenda viva que ahora se convierte en inmortal.